jueves, mayo 21, 2009

Lo que tiene soñar.

Últimamente no se que me pasa que tengo unos sueños muy raros. Quizás lleve a ese mundo de los sueños la mezcla de vivencias y experiencias de la realidad.

La otra noche soñaba que me encontraba yo en una entrega de premios de la Asociación Nacional de la lucha contra el tabaco (con lo que yo fumo, a lo mejor es un mensaje para que deje de fumar). Yo asistía de público y estaba entusiasmado por la concesión de uno de los premios ya que se lo otorgaban a una Asociación Local de lucha contra el tabaco a la que yo pertenecía (en mi sueño había conseguido de nuevo dejar de fumar).
El ambiente durante toda la gala era excelente, gente sana que había conseguido con mucho sacrificio dejar de fumar que compartía sus experiencias, su sacrificio y como día tras día aun seguían luchando pare evitar caer de nuevo en el tabaco.

Tras una sencilla comida, daría comienzo la entrega de los galardones de ese año a las diferentes personas que un jurado calificador, designado por la Asociación Nacional de la lucha contra el tabaco, estimaba oportuno por su trabajado en la concienciación de este problema.

Uno a uno los galardonados iban accediendo al escenario donde recogían el galardón mientras el presentador del acto iba explicando a los presentes los méritos de cada galardonado.

Llegaba el momento en que la Asociación local a la que yo pertenecía iba a ser la galardonada, los comentarios previos a la entrega en algunas mesas dejaban ver la coincidencia del galardón justo el año en el que el presidente de la Asociación Nacional había realizado un Congreso sobre el tema en la Asociación Local, a lo que yo intentaba hacerles ver que posiblemente se tratase de una simple coincidencia, pero lo que estaba fuera de toda duda era el excelente trabajo que desde hace muchos años y por mucha gente se hacia por la lucha contra el tabaco en nuestra Asociación Local, y me preparé para presenciar orgulloso el momento de la entrega.

Y llego el momento. A la entrega del galardón le seguían las palabras de los premiados. Y así fue, nuestro representante se dirigió al micrófono para dirigir unas palabras, se tiro mano al bolsillo interior de su chaqueta, todos pensamos que iba a sacar su discurso preparado para la ocasión. Pero la sorpresa fue mayúscula de todos los presentes. De su bolsillo interior sacó uno de esos puros habanos de gran tamaño, el cual siguiendo el ritual se lo encendió tranquilamente ante la mirada atónita de los asistentes, le dio una profunda calada, tras la cual expulsó el humo recreándose en el momento.
Un simple gracias, fueron sus palabras.

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