La crisis nos ha venido de perlas a los falleros para justificar todas aquellas carencias de nuestra fiesta. En nuestro rol plañidero sumamos la crisis a nuestros eternos males, y es que ese complejo de inferioridad del cual nos encanta hacer gala constantemente como justificación a nuestra falta de autocrítica.
Lo comento Félix en el Forum Faller Torrentí, “los falleros siempre tendemos a buscar la culpa fuera en lugar de mirarnos a nosotros que es lo que hacemos mal”, y tiene toda la razón. La autocrítica, uno de los ejercicios más sanos que existen, está totalmente ausente en el colectivo fallero, nos es más fácil buscar la escusa cómoda que nos convenza que el causante de todos nuestros males está fuera. Lástima, ya que si el mirarnos al ombligo constantemente sirviera también para realizar autocrítica quizás nos iria mucho mejor.
Este ha sido el argumento esencial que hemos aplicado en la tertulia de hoy en el programa Cadafal, en concreto con la noticia de la falta de Falleras Mayores en muchas comisiones. El primer argumento que ha surgió ha sido la escusa fácil, la crisis. Pero por suerte mi intervención que ha sido mas en la línea de la autocrítica más que en la económica, ha sido respaldada por los compañeros de la tertulia (grandes conocedores de las fallas en todas sus vertientes). Y es que la sequía de Falleras Mayores no viene de ahora, viene de mucho más atrás. Llevo leyendo y escuchando sobre el tema desde hace mas de 10 años (cuando no existia crisis económica alguna), como nos gusta a los falleros en plan plañidera. Y en todo este tiempo nunca se toman soluciones, ya que generalmente solemos echar balones fuera y culpar de esta sequía a agentes externos antes de buscarlos en nosotros mismos.
Y no nos equivoquemos esto no afecta solo a las Falleras Mayores, si no que va mas allá y con el mismo argumento podríamos hablar del estancamiento de los censos en las comisiones (lo que supone un descenso real), la no participación de la juventud en las actividades falleras propiamente dicha (no me sirven Quinto y Tapa, Paellas y demás saraos que a eso nos apuntamos todos), y un largo etcétera de problemas reales (los que son de urgente solución) que tenemos el colectivo fallero.
Manolo creo que ha puesto la puntilla con una de sus magistrales intervenciones (ya sabéis algunos la devoción fallera y personal que siento por él) y tajante ha dicho eso de “la falta de fe en las fallas”.
Yo me hartaré de decir eso que llevo diciendo ya muchos años, la perdida del norte de la fiesta, ese diamante valioso que son las fallas y que desde hace años vamos metiéndolo en cajas y cajas cada vez mas grandes cada vez mas bonitas, con lazos y lazos cada vez mas pomposos, cada vez mas lucidores, hasta el punto que solo vemos las cajas (vacías) y los lazos (decorativos pero carentes de valor) en lugar de apreciar la mas valiosa joya que tenemos los falleros, las fallas.
Mientras, seguiremos mirándonos el ombligo, buscando culpables de nuestros males fuera, pero este año de momento, ya tenemos escusa.
Nota: Me ha emocionado la intervención de Neus una valenciana que fue fallera hace 50 años antes de tener que irse fuera de Valencia, y que a su regreso tras 50 años fuera, no reconocía la fiesta (y no por una evolución para bien). Escuchar aquellas fallas que ella vivió ha sido un soplo de aire fresco al debate (aunque parezca una contradicción) ya que ha transmitido con su sentimiento la verdadera esencia de las fallas, esa que hoy por hoy cada vez tenemos más olvidada.
Lo comento Félix en el Forum Faller Torrentí, “los falleros siempre tendemos a buscar la culpa fuera en lugar de mirarnos a nosotros que es lo que hacemos mal”, y tiene toda la razón. La autocrítica, uno de los ejercicios más sanos que existen, está totalmente ausente en el colectivo fallero, nos es más fácil buscar la escusa cómoda que nos convenza que el causante de todos nuestros males está fuera. Lástima, ya que si el mirarnos al ombligo constantemente sirviera también para realizar autocrítica quizás nos iria mucho mejor.
Este ha sido el argumento esencial que hemos aplicado en la tertulia de hoy en el programa Cadafal, en concreto con la noticia de la falta de Falleras Mayores en muchas comisiones. El primer argumento que ha surgió ha sido la escusa fácil, la crisis. Pero por suerte mi intervención que ha sido mas en la línea de la autocrítica más que en la económica, ha sido respaldada por los compañeros de la tertulia (grandes conocedores de las fallas en todas sus vertientes). Y es que la sequía de Falleras Mayores no viene de ahora, viene de mucho más atrás. Llevo leyendo y escuchando sobre el tema desde hace mas de 10 años (cuando no existia crisis económica alguna), como nos gusta a los falleros en plan plañidera. Y en todo este tiempo nunca se toman soluciones, ya que generalmente solemos echar balones fuera y culpar de esta sequía a agentes externos antes de buscarlos en nosotros mismos.
Y no nos equivoquemos esto no afecta solo a las Falleras Mayores, si no que va mas allá y con el mismo argumento podríamos hablar del estancamiento de los censos en las comisiones (lo que supone un descenso real), la no participación de la juventud en las actividades falleras propiamente dicha (no me sirven Quinto y Tapa, Paellas y demás saraos que a eso nos apuntamos todos), y un largo etcétera de problemas reales (los que son de urgente solución) que tenemos el colectivo fallero.
Manolo creo que ha puesto la puntilla con una de sus magistrales intervenciones (ya sabéis algunos la devoción fallera y personal que siento por él) y tajante ha dicho eso de “la falta de fe en las fallas”.
Yo me hartaré de decir eso que llevo diciendo ya muchos años, la perdida del norte de la fiesta, ese diamante valioso que son las fallas y que desde hace años vamos metiéndolo en cajas y cajas cada vez mas grandes cada vez mas bonitas, con lazos y lazos cada vez mas pomposos, cada vez mas lucidores, hasta el punto que solo vemos las cajas (vacías) y los lazos (decorativos pero carentes de valor) en lugar de apreciar la mas valiosa joya que tenemos los falleros, las fallas.
Mientras, seguiremos mirándonos el ombligo, buscando culpables de nuestros males fuera, pero este año de momento, ya tenemos escusa.
Nota: Me ha emocionado la intervención de Neus una valenciana que fue fallera hace 50 años antes de tener que irse fuera de Valencia, y que a su regreso tras 50 años fuera, no reconocía la fiesta (y no por una evolución para bien). Escuchar aquellas fallas que ella vivió ha sido un soplo de aire fresco al debate (aunque parezca una contradicción) ya que ha transmitido con su sentimiento la verdadera esencia de las fallas, esa que hoy por hoy cada vez tenemos más olvidada.
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