"Este estilo de catafalco en el que se compaginan elementos satíricos con formas clásicas, se convierte en el modelo que muchos artistas siguen al pie de la letra, incorporando en las décadas posteriores al modelo original un barroquismo desmedido que distrae al espectador del eje narrativo, llenando la escenografía de atrezos innecesarios.
Con el transcurso del tiempo se generan unos catafalcos cada vez más eclécticos , en los que se potencia la falla artística en la que se reproducen elementos históricos y costumbristas, cuya técnica impera en deterioro de la sátira, que va pasando a un segundo plano.
La necesidad de devolver la frescura original del catafalco, es algo que se convierte en obsesivo para un grupo de artistas, que en el último tercio del siglo veinte, intentan aportar al arte fallero una nueva plástica a los monumentos desde distintos puntos de vista.
Pero no hay que engañarse, la renovación en una fiesta de estas características está condicionada a unos ciclos anuales, junto con factores socio-políticos y culturales, ajenos a la obra del autor.
No siendo tarea fácil aceptar por la sociedad fallera cualquier innovación en formas consideradas tradicionales que forman parte del folclore o la costumbre lo considera como algo tradicional y propio en deterioro de lo novedoso que resulta extraño y poco asimilable.
Por este motivo es algo normal que autores que verdaderamente han aportado algo con su imaginación creativa a nuevas formas, tarden en obtener un reconocimiento oficial dentro de una sociedad fallera que antepone la técnica a valores de creatividad y originalidad."
Este texto esta extraído del libro “Santaeulalia, la firma. Una saga de artistas falleros” y demuestra las dificultades, en esta sociedad fallera, que se tiene a la hora de reconocer a un genio. Hoy todos admiramos a ese grupo de artistas que en el ultimo tercio del siglo veinte se empeñaron por aportar aire fresco a nuestras fallas, pero en ese momento fueron tachados de innovadores y casi de atentar contra la “santa tradición” fallera de “totalavida”. Me refiero a Miguel Santaeulalia, Julio Monterrubio, Alfredo Ruiz, Manolo Martín, Vicente Almela, etc. Y yo me pregunto ¿Que hubiera pasado si en su lucha constante por renovar el arte fallero hubieran bajado los brazos hartos de pelear por su aportación artística?
Gracias por no bajar los brazos.
Gracias a todos aquellos que nunca bajan los brazos por que creen y están convencidos que la creatividad, la originalidad junto con la sátira y la técnica son los pilares fundamentales de las fallas.
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