Las pasadas elecciones municipales, tuve la oportunidad de vivir plenamente una campaña electoral plenamente.
Para mi fue un experiencia muy especial, ya que aunque de siempre me ha interesado la política, nunca había participado de tan de lleno como el pasado mes de mayo.
De la experiencia saqué muchas cosas positivas, diría que como en la mili, los recuerdos que quedan son solo los buenos, pero en este caso es que mayoritariamente lo son.
El excelente grupo de gente que conocí, el trabajo desinteresado por unas ideas que alguno llevan defendiendo años y años, como les decía a ellos con un símil futbolístico lo fácil es ser del Barça o del Madrid que son los que ganan títulos, pero nosotros somos del Levante que lucha por la permanencia, y sintiendo los colores.
Otra de las cosas que aprendí fue el “efecto campaña electoral”. Cuando se inició la campaña electoral, nuestra motivación era principalmente consolidar nuestra representación en el Ayuntamiento de Torrent. Consolidación que también pasaba por un posible crecimiento que daban las encuestas.
Durante más de 3 semanas a diario nos reuníamos para realizar las diferentes tareas que teníamos asignadas en la campaña, que si ensobrar, que si colocación de pancartas, que si turnos en la caseta, que si reparto de café, .... más de 3 semanas en las cuales nuestras expectativas iban creciendo, imagino que por los ánimos que unos a otros nos dábamos y sobre todo de la gente que se acercaba a nosotros. El segundo concejal estaba casi seguro.
Y la campaña llegó a la recta final, y los ánimos aumentaban, hasta teníamos la sensación de que éramos mas conocidos en el pueblo de lo que pensábamos, la recta final aumentó también nuestra intensidad de trabajo lo que suponía casi pasar las 24 horas con la gente del partido. Y dicha intensidad hacia pensar que ¿por qué no el tercer concejal?
La noche electoral, nos situó a la realidad, 1 concejal y por los pelos. He de reconocer que si horas antes hablábamos de que el tercero era posible, obtener uno fue un duro golpe, que solamente el posterior análisis de los resultados, alivió un poco.
Pero a mi personalmente me enseño una cosa muy importante y que se puede extrapolar a diferentes situaciones. El efecto campaña electoral me enseñó a que a veces hay que intentar ver las cosas desde fuera, ya que esta es la visión verdadera, la que te sitúa en 1 concejal y no 3 como tu creías ya que durante un tiempo únicamente has estado rodeado de los tuyos y has olvidado al resto, y precisamente son la minoría de los tuyos y la mayoría del resto los que te sitúan en uno u otro lugar.
Desde entonces intento (aunque he de reconocer que no siempre se consigue) intentar ver las cosas además desde mi prisma particular, desde otro prisma, e intento evitar la euforia que da el efecto campaña electoral.
Para mi fue un experiencia muy especial, ya que aunque de siempre me ha interesado la política, nunca había participado de tan de lleno como el pasado mes de mayo.
De la experiencia saqué muchas cosas positivas, diría que como en la mili, los recuerdos que quedan son solo los buenos, pero en este caso es que mayoritariamente lo son.
El excelente grupo de gente que conocí, el trabajo desinteresado por unas ideas que alguno llevan defendiendo años y años, como les decía a ellos con un símil futbolístico lo fácil es ser del Barça o del Madrid que son los que ganan títulos, pero nosotros somos del Levante que lucha por la permanencia, y sintiendo los colores.
Otra de las cosas que aprendí fue el “efecto campaña electoral”. Cuando se inició la campaña electoral, nuestra motivación era principalmente consolidar nuestra representación en el Ayuntamiento de Torrent. Consolidación que también pasaba por un posible crecimiento que daban las encuestas.
Durante más de 3 semanas a diario nos reuníamos para realizar las diferentes tareas que teníamos asignadas en la campaña, que si ensobrar, que si colocación de pancartas, que si turnos en la caseta, que si reparto de café, .... más de 3 semanas en las cuales nuestras expectativas iban creciendo, imagino que por los ánimos que unos a otros nos dábamos y sobre todo de la gente que se acercaba a nosotros. El segundo concejal estaba casi seguro.
Y la campaña llegó a la recta final, y los ánimos aumentaban, hasta teníamos la sensación de que éramos mas conocidos en el pueblo de lo que pensábamos, la recta final aumentó también nuestra intensidad de trabajo lo que suponía casi pasar las 24 horas con la gente del partido. Y dicha intensidad hacia pensar que ¿por qué no el tercer concejal?
La noche electoral, nos situó a la realidad, 1 concejal y por los pelos. He de reconocer que si horas antes hablábamos de que el tercero era posible, obtener uno fue un duro golpe, que solamente el posterior análisis de los resultados, alivió un poco.
Pero a mi personalmente me enseño una cosa muy importante y que se puede extrapolar a diferentes situaciones. El efecto campaña electoral me enseñó a que a veces hay que intentar ver las cosas desde fuera, ya que esta es la visión verdadera, la que te sitúa en 1 concejal y no 3 como tu creías ya que durante un tiempo únicamente has estado rodeado de los tuyos y has olvidado al resto, y precisamente son la minoría de los tuyos y la mayoría del resto los que te sitúan en uno u otro lugar.
Desde entonces intento (aunque he de reconocer que no siempre se consigue) intentar ver las cosas además desde mi prisma particular, desde otro prisma, e intento evitar la euforia que da el efecto campaña electoral.
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